
NUESTRA FE
Nuestra iglesia, como parte de las Asambleas de Dios, se adhiere a las siguientes doctrinas que son principios no negociables de la fe. Cuatro de ellas, la salvación, el bautismo en el Espíritu Santo, la sanidad divina y la segunda venida de Cristo se consideran doctrinas cardinales que son esenciales para la misión central de la iglesia de alcanzar al mundo para Cristo.
Creemos que la Biblia es inspirada y la única autorizada e infalible Palabra de Dios escrita (2 Timoteo 3:16).
Creemos que solamente hay un Dios, que existe eternamente en tres personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo (Deuteronomio 6:4; Mateo 28:19)
Creemos en la deidad de nuestro Señor Jesucristo, en su nacimiento virginal, en su vida sin pecado, en sus milagros, en su muerte vicaria y expiatoria, en su resurrección corporal, en su ascensión a la diestra del Padre y en su futuro regreso personal a esta tierra en poder y gloria, para reinar por mil años (Juan 1:1).
Creemos que el ser humano por su propia voluntad cayó en pecado, sufriendo así no sólo la muerte física sino también la espiritual, que es la separación de Dios (Génesis 1:26,27; 2:17; 3:6; Romanos 5:12-19)
Creemos que la única esperanza de redención para el hombre es a través de la sangre derramada de Jesucristo, el Hijo de Dios (Juan 14:6).
Creemos en el bautismo en agua por inmersión (Mateo 28:19) y que la cena del Señor es el símbolo que expresa nuestra participación de la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4).
Creemos que todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben buscar fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y fuego, según el mandato del Señor Jesucristo (Hechos 1:4,8)
Creemos en el bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo es evidente con la señal física inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos 2:4).
Creemos en el poder santificador del Espíritu Santo por medio del cual el cristiano puede vivir una vida santa (Gálatas 5:16–25)
Creemos que la Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el Espíritu Santo, con el encargo divino de llevar a cabo la gran comisión (Efesios 1:22-23).
Creemos que nuestro Señor ha provisto un ministerio que constituye un llamamiento divino y ordenado con el cuádruple propósito de dirigir a la iglesia en lo siguiente:
1. la evangelización del mundo (Marcos 16:15-20)
2. la adoración a Dios (Juan 4:23-24)
3. la edificación de un cuerpo de santos para perfeccionarlos a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11,16)
4. satisfacer las necesidades humanas con ministerios de amor y compasión (Salmo 112:9; Gálatas 2:10; 6:10; Santiago 1:27).
Creemos que la obra redentora que hizo Cristo en la cruz provee sanidad al cuerpo humano en respuesta a la oración del que cree (1 Pedro 2:24).
Creemos en la resurrección de los que han muerto en Cristo y su arrebatamiento junto con los que estén vivos en la segunda venida del Señor es la esperanza inminente y bienaventurada de la Iglesia (1 Tesalonicenses 4:16-17; Romanos 8:23; Tito 2:13; 1 Corintios 15:51-52).
Creemos en el regreso visible de Cristo con sus santos para reinar sobre la tierra por mil años (Zacarías 14:5; Mateo 24:27,30; Apocalipsis 1:7; 19:11-14; 20:1-6).
Creemos en un juicio final en que los pecadores que han muerto serán resucitados y juzgados según sus obras. (Mateo 25:46; Marcos 9:43-48; Apocalipsis 19:20; 20:11-15; 21:8).
Creemos en las promesas de Dios de cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia (2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21 y 22).
Creemos que la Biblia es inspirada y la única autorizada e infalible Palabra de Dios escrita (2 Timoteo 3:16).
Creemos que solamente hay un Dios, que existe eternamente en tres personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo (Deuteronomio 6:4; Mateo 28:19)
Creemos en la deidad de nuestro Señor Jesucristo, en su nacimiento virginal, en su vida sin pecado, en sus milagros, en su muerte vicaria y expiatoria, en su resurrección corporal, en su ascensión a la diestra del Padre y en su futuro regreso personal a esta tierra en poder y gloria, para reinar por mil años (Juan 1:1).
Creemos que el ser humano por su propia voluntad cayó en pecado, sufriendo así no sólo la muerte física sino también la espiritual, que es la separación de Dios (Génesis 1:26,27; 2:17; 3:6; Romanos 5:12-19)
Creemos que la única esperanza de redención para el hombre es a través de la sangre derramada de Jesucristo, el Hijo de Dios (Juan 14:6).
Creemos en el bautismo en agua por inmersión (Mateo 28:19) y que la cena del Señor es el símbolo que expresa nuestra participación de la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4).
Creemos que todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben buscar fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y fuego, según el mandato del Señor Jesucristo (Hechos 1:4,8)
Creemos en el bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo es evidente con la señal física inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos 2:4).
Creemos en el poder santificador del Espíritu Santo por medio del cual el cristiano puede vivir una vida santa (Gálatas 5:16–25)
Creemos que la Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el Espíritu Santo, con el encargo divino de llevar a cabo la gran comisión (Efesios 1:22-23).
Creemos que nuestro Señor ha provisto un ministerio que constituye un llamamiento divino y ordenado con el cuádruple propósito de dirigir a la iglesia en lo siguiente:
1. la evangelización del mundo (Marcos 16:15-20)
2. la adoración a Dios (Juan 4:23-24)
3. la edificación de un cuerpo de santos para perfeccionarlos a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11,16)
4. satisfacer las necesidades humanas con ministerios de amor y compasión (Salmo 112:9; Gálatas 2:10; 6:10; Santiago 1:27).
Creemos que la obra redentora que hizo Cristo en la cruz provee sanidad al cuerpo humano en respuesta a la oración del que cree (1 Pedro 2:24).
Creemos en la resurrección de los que han muerto en Cristo y su arrebatamiento junto con los que estén vivos en la segunda venida del Señor es la esperanza inminente y bienaventurada de la Iglesia (1 Tesalonicenses 4:16-17; Romanos 8:23; Tito 2:13; 1 Corintios 15:51-52).
Creemos en el regreso visible de Cristo con sus santos para reinar sobre la tierra por mil años (Zacarías 14:5; Mateo 24:27,30; Apocalipsis 1:7; 19:11-14; 20:1-6).
Creemos en un juicio final en que los pecadores que han muerto serán resucitados y juzgados según sus obras. (Mateo 25:46; Marcos 9:43-48; Apocalipsis 19:20; 20:11-15; 21:8).
Creemos en las promesas de Dios de cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia (2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21 y 22).
